By Probablemente leíste en nuestro medio, el anuncio de la búsqueda de dos bicicletas y que tienen recompensa por devolverlas, sin denuncias de por medio ni explicaciones, aquí te contamos los detalles de esta historia y el anhelo de este vecino de la comuna de Los Andes por recuperar sus pertenencias y dejar un testimonio sobre la delincuencia actual.
La principal es una bicicleta de rueda alta o biciclo, modelo que desapareció al final del 1800, producto del nuevo formato moderno de bicis, que es el formato de la actualidad. La otra es una bicicleta de fabricación alemana aro 29, ambas avaluadas en varios millones.
El protagonista de esta historia, Esteban Alejandro Livacic Sagredo es un ingeniero civil y ciclista, que vivía en el camino hacia el Regimiento Nº3 Yungay en Los Andes, a pocos metros del mirador que hay en ese punto, donde producto de su trabajo, que lo llevaba a otra región de nuestro país, debía dejar su hogar bajo cuidado, ya que era blanco frecuente de inadaptados, que ni siquiera con cuidadores se pudo evitar la seguidilla de robos, que a la larga, lo llevaron a dejar el lugar y buscar un nuevo espacio que le ofreciera mayor seguridad.
Son varios millones, que perdió luego de estos eventos delictuales, en los que relata la gran cantidad de especies de valor “me robaron más de 19 pinturas epóxicas (…) herramientas como soldadoras, demoledores, galleteros, taladros”. Estas pérdidas tuvieron a culpables, detenidos, procesados y condenados, pero que a pesar de que fueron detenidos, no se lograron recuperar ninguna de las especies sustraídas.
Hoy, sigue con la esperanza de recuperar sus bicicletas, destacando que ya en otras oportunidades hizo este tipo de búsquedas, con recompensa de por medio, logrando recuperar una motocicleta, por lo que confía en que el dinero pueda motivar a quienes hoy tengan las bicicletas y lograr superar este episodio que obviamente lo hace desconfiar y tener mayor cuidado sobre los espacios que habita.
Toda esta situación lo llevó a dejar ese lugar cerca del centro andino y ahora vive en un condominio, donde se siente mucho más seguro, nos indicó que resulta frustrante y también una lástima que vivamos así, teniendo que pagar por recuperar pertenencias propias, obtenidas con esfuerzo y que inescrupulosos te quitan sin entender el valor que hay detrás de cada historia.
