Durante esta jornada, la oficina de Chilquinta en calle Santa Rosa, en Los Andes, fue escenario de la molestia de decenas de vecinos que acudieron a presentar reclamos, la mayoría de ellos por cobros excesivos en sus cuentas de luz.
El sistema de atención en la sucursal fue duramente criticado, ya que existe una sola máquina disponible para recibir reclamos, lo que genera esperas de hasta dos horas. A esto se suma que, tras todo el trámite, la respuesta entregada a los usuarios es que la empresa dispone de 30 días para pronunciarse, sin entregar impresión del reclamo ni duplicados de boletas.
La situación golpea con fuerza a adultos mayores, quienes no cuentan con atención preferencial y deben permanecer de pie en largas filas, exponiéndose al cansancio y la incomodidad.
Clientes señalaron que se sienten frustrados por un sistema que, en lugar de ofrecer soluciones rápidas, termina por burocratizar los procesos. En muchos casos, incluso, los vecinos se retiran sin poder ingresar su reclamo, aumentando la sensación de desamparo frente a los cobros que consideran abusivos.
En la sala de atención, las trabajadoras se ven obligadas a enfrentar directamente la molestia de los usuarios, convirtiéndose en “carne de cañón” de una estructura que no entrega respuestas inmediatas.
Los momentos de tensión y las filas extensas quedaron registrados en videos grabados por los propios clientes, reflejando el creciente malestar hacia la empresa distribuidora.